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*En los ocho municipios de la Jurisdicción Sanitaria No.
3 hay registrados 132 establecimientos, de los cuales 95 están en la ciudad:
Joel Gasca Gonzáles
Pareciera que hoy, poner una purificadora de agua es, como
era antes, poner una panadería y vender “pan caliente”. Las grandes
embotelladoras, enfrentan la competencia de los pequeños negocios familiares, o
de grandes cadenas, pero con maquinarias pequeñas por todos lados, cerca de los
clientes y más barato.
La coordinación local de Protección contra Riesgos
Sanitarios asegura que, desde el punto de vista de sus registros, todos los
establecimientos pequeños, con más razón las grandes embotelladoras, cumplen
con la Norma Oficial Mexicana (NOM), NOM 201 y NOM 127: la primera especifica
los parámetros sanitarios que requiere el agua purificada envasada, y la
segunda las condiciones del agua potable que se utiliza para la purificación.
Esto significa que el agua comercial, embotellada o a granel,
en cualquiera de los 132 establecimientos registrados y supervisados por la
Coordinación de Protección contra Riesgos Sanitarios, de la Jurisdicción
Sanitaria No. 3, con sede en Celaya, cumple las especificaciones de las normas
señaladas, según comentó el Ing. Joel Gasca González, coordinador de esta
unidad, dependiente de la Secretaría de Salud, aunque reconoció que existen sus
riesgos externos, como en los autollenados, donde no hay personal y el
consumidor tiene que acudir con su garrafón previamente purificado por él mismo
para surtirse del líquido: si el lavado no se hace correctamente puede dejar
algunos elementos contaminantes.
Desde el punto de vista del consumidor, estos
establecimientos empiezan a tener mayor de manda, porque están más accesibles,
pueden acudir a cualquier hora y el costo es más económico. El precio varía
entre los 10 y los 12 pesos, contra los 24 y los 28 pesos aproximadamente,
dependiendo del establecimiento, si es directo o de reventa.
En Celaya, un gran porcentaje de la población consume agua
de garrafón. Desde hace más de 20 años dejaron de consumir el agua de la red de
JUMAPA para consumo humano, aunque la dependencia asegura que el agua es
potable.
SUPERVISA COFEPRIS CUMPLAN CON LA NORMA
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Ing. Joel Gasca |
La Secretaría de Salud, a través de la Comisión Federal para
la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), es la responsable de
regular, controlar y fomentar los aspectos sanitarios en todos los
establecimientos, atribuciones que especifica la Ley General de Salud en su
Art. 17 bis., donde indica entre otros puntos: “el control sanitario de
productos y servicios… y de los
establecimientos dedicados al proceso de los productos”.
El ing. Joel Gasca González, coordinador de Protección
contra Riesgos Sanitarios, de la Jurisdicción Sanitaria No. 3, que comprende
ocho municipios de la región, dijo que en esta zona tienen registradas,
operando, con todos sus permisos, y bajo control sanitario, 132 plantas
purificadoras, de las cuales 95 están en Celaya. Este año se han abierto entre
15 y 20 plantas purificadoras. Algunas también han cerrado, pero pocas, por
cuestiones de mercado, más que por faltas a la norma.
Poner una planta de agua purificada, aunque están
aumentando, tampoco es sencillo, tienen que cumplir con las disposiciones y
especificaciones sanitarias que se indican, para el agua y hielo para consumo
humano, envasados y a granel, en la NOM 201-SSA1-2002, donde señalan las características
de las instalaciones: paredes, pisos, techos, conexiones y tanques de
almacenamiento del agua potable, así como los análisis microbiológicos y
fisicoquímicos del producto, equipos de purificación, análisis y almacenamiento
del producto final, además del envasado y de los expendios a granel.
La inspección sanitaria, que realiza el personal local de la
COFEPRIS, incluye además de todo lo anterior, la verifican los procesos y las
condiciones del personal, con su equipo especial: cubre bocas, cubre cabelleras,
el aseo personal, uñas cotas y sin barniz, por citar algunos requisitos.
Durante el tiempo de operación de una planta purificadora,
los propietarios están obligados a llevar una bitácora de sus procesos, tal
como lo señala la norma 6.5.1: “Debe existir una bitácora, en la que se
establezcan las fechas en las cuales se hayan efectuado las operaciones de
mantenimiento y limpieza de las cisternas, cajas, mangueras y conexiones de los
vehículos de transporte”.
Estos registros deben contar con respaldos que aseguren la
veracidad de la información y un procedimiento para la prevención de acceso y
correcciones no controlados. Conservarse por lo menos durante un año y estar a
disposición de la autoridad sanitaria cuando así lo requiera.
Según Gasca González, personal a su cargo, realiza
inspecciones cada seis meses para confirmar que se esté cumpliendo con la
norma, en todos sus aspectos, pero se pone especial atención en los resultados
de los análisis microbiológicos y fisicoquímicos, que los propietarios deberían
realizar cada mes.
Las visitas de inspección se realizan sin previo aviso. Para
ello el verificador tiene que presentarse con una orden, debidamente
identificado, se nombran dos testigos y
se levanta una cédula de verificación, entregando una copia al dueño o
representante legal.
Si hubo anomalías, se suspenden las actividades de la
planta, se ordenan las correcciones necesarias y se le da un plazo para que
haga los ajustes; una vez realizados, se retiran los sellos para hacer las
pruebas. Si son pruebas de laboratorio se apoyan en el equipo del gobierno del
estado.
De acuerdo a estos registros, que lleva la coordinación
local de Protección contra Riesgos Sanitarios, aseguran que las plantas de
aguas purificadas, en Celaya, están trabajando de acuerdo a la norma, pero si
los consumidores detectan alguna irregularidad deben reportarla al Te. 61
41002.
SE SURTEN DE JUMAPA 94 NEGOCIOS DE AGUA
Por su parte, la Junta Municipal de Agua Potable y
Alcantarillado de Celaya, asegura que toda el agua que entrega el organismo
operador a los usuarios es potable y cumple con las normas correspondientes,
hasta la toma domiciliaria, y en los casos en que se han detectado metales
pesados, se instalan plantas potabilizadoras. En la actualidad, hay dos: una en
La Herradura y, la otra, en Santa Rita, la primera con capacidad de 25 litros
por segundo, y la segunda para 30 litros por segundo.
No todas las plantas purificadoras se surten de pozos,
JUMAPA tiene contratados 94 usuarios con giro comercial de venta de agua
purificada, con una tarifa base mensual de 91.24 pesos, más la cantidad de
metros cúbicos consumidos; además, por saneamiento se les cobra 1.97 pesos por
cada metro cubico consumido.
USUARIOS DE JUMAPA DESCONFIAN DEL AGUA
Pese a que JUMAPA asegura que el agua que entrega a la
población, a través de sus redes, es agua potable (apta para el consumo
humano), la población desconfía y prefiere comprar agua de garrafón para evitar
enfermedades.
Sergio Palma, Juana Medina y Ruperto Benito Díaz, consumidores
de aguas purificadas, aseguran comprar agua de garrafón desde hace unos 20
años, porque el agua de la llave no es confiable para tomarla, pero también
dicen que no se debe hervir, porque suelta sales y hacen mal, por eso compran
de garrafón o se surten en los expendios que ahora existen.
Ellos compraban antes de otras marcas, de las grandes, pero
ya están muy caras, aquí (Agua Noria), donde estaban, es más barata, 12 pesos
contra 24, 25 y 28 pesos de las otras.
Se buscó contactar al representante de The Water House, una
cadena de autoservicio de agua purificada a granel, que está abriendo varios
establecimientos en la ciudad, pero no se reportaron, ahí el agua se vende a 10
pesos el garrafón; sin embargo, aquí el consumidor tiene que llevar su envase
lavado, lo que para la autoridad sanitaria representa un riesgo, si no sepurifica
adecuadamente.
En Celaya hay varias marcas de agua purificada y otras que
no tienen razón social, entre algunas de ellas están: Agua Purificada Clarity,
Aqua Noria, Agua Purificada Vital, Agua Purificada Ospur, Agua Purificada la
Aquazone, Agua Purificada el Edén, Agua Purificada Celestial y Agua Purificada
Castirin.
Aqua Noria, de las primeras en Celaya
Aqua Noria abrió su planta de agua purificada en 2004; fue,
sino el primero, sí uno de los primeros expendios, en abrir la competencia a
las grandes embotelladoras que tenían acaparado el mercado de la ciudad y la
región, por no decir del estado y del país.
El I.Q. Francisco J. Mojica Valdez, ex empleado de Celanese,
al quedarse sin trabajo buscó la forma de obtener ingresos para su familia y
encontró éste del agua purificada. Como ingeniero químico sabe del negocio y
del tratamiento que debe darse para cumplir con la norma, pero también para
obtener un producto de calidad. En un tiempo se le conoció como “El Rey del
Agua”.
Él accedió a platicar sobre de su experiencia, pero sobre
todo del proceso de purificación de su planta, porque hay diferentes métodos y
cuidados que se deben seguir para garantizar la calidad del producto.
Primero, cuenta con uno de los mejores equipos de Hidroagua,
y tiene establecido un proceso que se basa en tres pasos fundamentales: la
cloración, la ozonización y los rayos ultravioletas.
El proceso purificación del agua inicia con la cloración,
que elimina el 99 por ciento de los organismos dañinos al ser humano, ya sean
virus o bacterias; el agua clorada es enviada, a través de un hidroneumático, a
los siguientes procesos, a una presión constante para el funcionamiento de los
equipos; con esta presión, el agua pasa por un filtro de sedimentos, tipo lecho
profundo, el cual elimina los materiales sólidos presentes hasta de 10 micras
en el agua, obteniendo un aspecto claro y transparente.
Enseguida, el agua pasa por un filtro de carbón activado,
que elimina los residuos de cloro, así como una amplia variedad de
contaminantes orgánicos disueltos en el agua, incluyendo aquellos causantes del
mal olor, sabor o color. Luego pasa por un suavizador, que remueve el calcio y
el magnesio, causantes de la dureza.
Después de estos pasos, se llega al corazón de los modernos
sistemas de purificación, al equipo de osmosis inversa. “El agua, libre de
cloro y suavizada, entra al equipo de osmosis inversa, donde una bomba de alta
presión envía el agua a las membranas, las cuales separan el agua de las sales
y contaminantes fisicoquímicos y orgánicos, produciendo agua baja en sales por
un lado, y agua con sales y contaminantes por otro.
Pasado este proceso, el agua osmótica es almacenada en un
tanque de polietileno virgen. Con una bomba de acero inoxidable, con tanque
hidroneumático de fibra de vidrio, se envía el agua a presión hasta la máquina
llenadora, pasando por los tres últimos procesos: un filtro pulidor
(abrillantador) de sólidos, que asegura la remoción de cualquier partícula de
polvo o similar que pudiera haberse metido en el tanque de almacenamiento; la
lámpara de rayos ultravioletas, los cuales destruyen a los virus y bacterias
desde su ADN interior, esto asegura la calidad bacteriológica del producto
final; y por último se inyecta ozono al agua, el cual es uno de los
desinfectantes (germicidas) más poderosos y efectivos; mientras permanece en el
agua desinfecta el garrafón, luego desaparece.
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